sábado, 28 de junio de 2014

La Venus de Nadie (in the railway)

Eres fea, y eso es tan maravilloso
Eres tan larga y estilizada,
tan frágil y tan tímida
Pereces pintada en porcelana
por un poeta melancólico
Pintada en la pared de un palacio
por una poetisa insegura
Pareces alicaída y es tan maravilloso
pensar lo fácil y gratificante a la vez
que podría ser hacer este instante feliz
para ti

Tú intentando dormir
en una cabina tan familiarmente incómoda
del tren al que familiarmente tantas culpas echas,
Yo describiéndote en este papel
en una maravillosa cabina
en un tren nocturno tan nuevo y excitante para mí
Delante tuyo, muevo la pierna
y rozan nuestros pies
Perdón
Perdón por estar escribiéndote
y enamorándome de ti sin conocerte,
a medio metro,
y no despertarte.

No querría molestarte
Eres tan frágil y eso parece tan maravilloso
Tu boca se abre en señal de entrada
en la profundidad de un buen sueño
donde eres reina y tu rey
no es el barbudo del chubasquero oscuro
que escribe delante tuyo

Se apaga la luz y ahora te imagino
hasta que mis ojos se acostumbren
y empiece a ver el reflejo de tu pendiente,
tu camisa semitransparente,
tus dientes blancos saliendo en dos bandos,
el tuyo y el mio

Y queda un largo viaje
en el que no creo que nos conozcamos,
medio metro es demasiado,
más para dos soñadores en un vagón nocturno y olvidado

Eres ese cisne tan negro, que duerme señorialmente
crees que no eres nadie pero
para mí ya eres poesía,
dulce como la mirada sonriente
de la imagen más cruda y miserable,
dulce durmiendo reflejada en mis ojos,
aunque tu nariz es tan puntiaguda que sale del iris,
dulce sumisa a la injusticia de un mundo gris

Por mi doblas tu pie
para no rozarlo,
me miras con los ojos cerrados y vuelves a estirarlo
Escuela de esclavo y tirano,
tan lejos como boticcelli y tiziano,
la venus de los complicados
sentimientos humanos,
porque de medio metro va la cosa

Y tú, eres tan fea,
y eso te hace tan maravillosa.










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viernes, 27 de junio de 2014

Then it seems something is changing now.

Es el conjunto de ramas las que hacen la copa, es el conjunto de copas las que hacen ilusionada la noche, es el conjunto de ilusionados los que se sientan en mesas desilusionadas pasando las hojas, y son las hojas una tras otra las que forman la rama otra vez.
Es el círculo que todos queremos ser, es la elipse que en realidad todos somos. Es el saludo cordial de cuando te conocí y es el abrazo infinito que te daré cuando te vayas,  es la sensación de que algo está cambiando ahora.
Es la diversidad de información que discutimos cada día, es el dubstep que suena entre columnas romanas, es nuestra globalización la reina de la nostalgia sin romanticismo, es la foto renacentista que alumbra el fondo de pantalla del móvil más moderno, es el perro contento cuando aprende a usar un espejo. Todo eso, es al fin y al cabo,  la belleza.
Somos tan capaces, tan poderosos. El valor que damos a la belleza es nuestra diferencia,  la capacidad de sentirla en todo esto es nuestra mejor virtud, equivocarnos en reconocerla es nuestra mejor manera de aprender a quererla. Ella.
Es la cerveza en silla wark de madera, son dos locos en llamas paseando por la arteria, es el cariño de todo un año sin intimidad, es el bucle intenso de la corta distancia entre la vida y muerte del rio cuervo, es el hombre que todo lo bromea tan fuerte, es la mirada de despedida que te hace sentir que es tuya la suerte.
Es Daniel esperando en la estación su última flecha, miedoso, porque no quiere alontanarsi troppo della línea gialla, porque sabe que la tormenta se acaba y el futuro pinta una mesa desilusionada. Levanta la mirada y frunce filosóficamente el ceño. Sonríe. La belleza, la belleza é importante

Doctor Cuetos por favor, nunca lo olvide y siga jugando, porque como cada día, tanto en asturies como en el oltrarno, algo está constantemente cambiando.











jueves, 12 de junio de 2014

El Nietzsche que todos llevamos dentro.

Él es la desesperación que flota en la incapacidad de conformarnos que todos tenemos dentro
tan innata y tan necesaria,
tan humana,

cuando el amor nos deja solos
y la lluvia rompe el polvo
la tormenta nos bloquea el paso
y cuesta tanto mirar por lo alto

entonces parece que algo está cambiando

el olor de la humedad abre tu nariz
y tu nariz levanta tus ojos
tu no amor, es amor que se regenera
tu desesperación transpira como la seda
en las piernas sensuales del propio caos
que se despide llorando,
porque tú al contrario de todo el resto de la humanidad,
bajo la lluvia, tú ahora no te quejas.











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martes, 3 de junio de 2014

In Utero.

Al principio todos somos una isla, una isla en movimiento sobre el mar de la irrealidad, una isla dentro de la inexistencia. Después, una isla que empieza, crece y emerge, dentro de un útero. Sin voz ni voto pero tan importante como la vida misma. La isla sale a la luz, y todas sus posesiones y su memoria hasta el momento desaparecen tras el cierre del útero, quedan allí encerradas para sumergirse en el mar y borrar su recuerdo. Y a la luz, la isla se tiñe de color, de calidez, de emoción, para así crear una base sobre la que pueda flotar el resto de su vida. Tras acabar esa base, todo queda poco a poco enterrado bajo la nostalgia, la infelicidad, la avaricia y el blanco y el negro; estos cinco arquitectos del desarrollo maduro borran toda la memoria de la base dejando sólo la parte inconsciente, para así crear un mundo donde las islas se deben peninsularizar y el mar se tiñe de cemento, para perder la independencia y crecer (todos juntos e igual de sonrientes) bajo la oscuridad de la muerte y el miedo a la incertidumbre, a la necesidad y el tiempo. Todo lo demás, se esconde detrás de los muros de lo vano y lo mundano, todo se clasifica por edad y las islas se organizan por la altura de las copas de sus árboles. Todas las islas se deben clasificar porque todas deben tener el sitio que creemos que se merecen y todos nos debemos COMPARAR porque tenemos que saber cómo clasificarnos. Muy bien ser racional, chapó.

Aun así, al igual que los cimientos bajo el océano, la memoria del útero, de la base, sigue en lo más profundo de la isla, en ese rincón al que no llega nada del mundo real, ese rincón donde se esconden todas aquellas cosas que se enterraron  a fuerza del peso de todas las demás que las empujaban, ellas bajaron y bajaron hasta allí, tocaron fondo y quedaron sepultadas. Aunque no se vea y nadie la pueda utilizar conscientemente, esa memoria escondida es la encargada de sacarnos adelante en nuestra sufrida vida a nuestro lado del muro, ella nos impulsa a cada paso y nos disturba la vista, nos pone imágenes maravillosas donde sean necesarias y nos acaricia el cuerpo cuando somos débiles. Esa base, nos enseña esos instantes, esos destellos de realidad de los que todas las penínsulas se hacen más y más adictas, porque curiosamente, lo único que recordamos de aquel tiempo en el que éramos base, alegre y energética, es un único y enorme sentimiento de estar vivos, más vivos que nunca. Y ahora, de espaldas a los patios del recreo, creemos que nos conocemos, creemos que cada uno somos un mundo, una personalidad creciente, cuando lo único que tenemos son capas y putas capas de fotos de nosotros mismos que pegamos sobre el muro para no verlo CRUDO y DESNUDO, porque no entendemos ninguno de los dos conceptos, y eso nos produce patologías. ¿El punto de metamorfosis? El mismo momento en el que desarrollamos el miedo al tiempo. A la perdida. A la soledad. Al prejuicio. A  no aceptar el juicio propio. A la dualidad del amor. 

Sería bello, observar por un momento la inversión de todo el proceso, meter todas las capas superiores a la base, las copas de los árboles, las fronteras terrestres, el cemento y la memoria consciente, todas dentro del útero. Y entonces, con el primer rayo de sol, tras su cierre, todo esto quedaría sepultado en el olvido. Del útero saldría una isla con semejante barullo mental que lloraría durante meses o años por no hallar ninguna respuesta a todas las preguntas que tenía dentro, pero poco a poco, quizá dejaría de buscar respuestas, quizá ni necesitaría sentirse parte de un muro con fotos y no enterraría nada porque ningún sentimiento le hace esclavo del tiempo. Quizá nada fuera así y se crearía el peor de los monstruos, quizá simplemente seriamos perros de pie. 



PD:  Todo ha venido por empezar a pensar porque nuestro cerebro decide borrar la mayoría los recuerdos de nuestra temprana infancia. Espero no haber molestado a nadie, era sólo una idea, 

y todo es sólo un truco.









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