jueves, 24 de enero de 2019

23/01/2019

Suena a mucho,
pero acabas de empezar.
No puedes parar el fuego
que recorre tu mente y cuerpo,
te hará grande,
te hará exitosa,
y este próximo nuevo año,
te sentirás crecer,
te sentirás cambiar.
Empiezas a volar.
Detrás,
para cuando necesites darte la vuelta,
siempre estaré yo,
como siempre lo he estado.
Te empujo y seguiré empujando,
para que sigas volando alto.

Zorionak Julia.








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miércoles, 9 de enero de 2019

El cuento blanco



La realidad es todo aquello que sucede sin darnos cuenta, mientras nosotros bailamos dentro de nuestro cerebro. Cada uno la interpreta a su manera, a través de sus vivencias aprende a poner nombre, dirección y consecuencia a los hechos, pero siempre llegamos todos a esos momentos en los que un suceso nos supera. Vivimos en primera o segunda persona algo que rompe nuestra estabilidad, y la realidad abre un nuevo capitulo. A veces llegamos a pensar que seremos incapaces de entenderla, que no seremos suficientemente fuertes para soportarla y suficientemente hábiles para superarla. Como todo personaje al principio de un terrible capítulo. Lázaro caminando por las calles. Tu o yo, en nuestra cruda soledad, luchando contra el abismo. 


Dicen que los milagros son pasado, y nosotros tenemos nuestros personajes filosóficos para convertir las cosas modernas y familiares en supernaturales y sin causa. Por eso creamos juegos de terror; nos asentamos en un conocimiento falso y aparente cuando deberiamos someternos a nosotros mismos a un miedo desconocido. 

Shakespere, “All’s well that ends well”



Todos nuestros cuentos nos enseñan como no cagarla, como no coger el camino inapropiado. Nuestras fábulas tienen siempre como moraleja ser suficientemente hábil como para no tener que lidiar en el futuro con el arrepentimiento. Nos muestran un personaje el cual a través de sus decisiones acaba labrando él mismo su propio destino fatal. Bien, lee la fábula y ahora aprende a no ser como él. Aprende a adelantarte al desastre. 
Fácil no? Quizá en las fábulas, el cine o los cuentos de los blancos, pero no en la realidad. Allí todo va muchos más rápido y todo se cruza. Es un error, aunque quizá el más difícil de aprender e imposible de lidiar, el ya típico hecho de creernos el centro del universo. Contra más tildamos la realidad de cuento en el que nosotros somos los protagonistas, más nos alejamos de su naturalidad. Es como cuando nos hacemos un tatuaje para recordar toda la vida un sentimiento de un momento dado, y sí, cada vez que miremos el tatuaje recordaremos aquel sentimiento, pero con el tiempo te das cuenta de que por mucho que lo mires y lo recuerdes ese sentimiento pertenece a un lugar y una hora exacta en aquel momento exacto, y puedes recordarlo pero no puedes volver a sentirlo como en aquel momento. Siguiente paso, darte cuenta de que eso no es malo. El tatuaje sigue llevando a cabo su función, eres tú quien no lo esta haciendo. La nostalgia es azúcar para la realidad, pero no es verdadera proteína. No hay que confundir pasado y futuro. El pasado es aquello que sabemos, el futuro es aquello que no. Los guiones de hollywood tienen un patrón exacto de numero de páginas, actos y finales. En ellos visualizas un futuro y lo persigues. Aquí tienes suerte si puedes visualizar sólo uno, y que de la casualidad que ese te guste tanto como para perseguirlo con toda tu confianza. Gracias hollywood pero dame un minuto, deja de contaminarme un poquito, porque últimamente sólo toco el suelo cuando las cosas van mal, cuando la realidad me sacude tanto que el cuento me resulta ridículo. Y aunque vivir en mi cuento hace todo más fácil a veces, yo busco entenderme, y amarme, en la realidad.